Una conversación de coaching es un encuentro único entre dos personas.
La primera persona es alguien que está buscando conseguir algo, que puede estar muy claro, o no.
La segunda persona, el coach, es alguien que pone todos sus sentidos y competencias comunicacionales al servicio de entender lo que busca la primera y acompañarlo en logro de su objetivo.
Las personas que llegan a la sesión de coaching nutricional, en general, tienen todos los conocimientos necesarios para conseguir aquello que están buscando, (adelgazar, cambiar hábitos, vivir más saludablemente, etc.), pero la dificultad está en no poder llevar esos conocimientos a la práctica de forma consecuente.
Son quienes en reiteradas oportunidades lo han intentado, y quizá también logrado, pero llega un momento en donde el camino comienza a desandarse y todo vuelve a ser como antes.
Está claro que con los conocimientos no es suficiente para que los hábitos se modifiquen de forma permanente.
Durante la sesión de coaching, el coach hace preguntas que le permiten enfocar la situación desde distintos puntos de vista, invita a la persona a mirar la situación con nuevos ojos, y así aparecen nuevas perspectivas y como consecuencia nuevas formas de hacer.
Esa nueva forma de ver la realidad refleja una nueva “manera de ser” que se convierte en la habilitación para generar aprendizajes sobre sí mismo, nuevas estrategias, y como consecuencia, nuevas experiencias y posibilidades. Y cuando los cambios son profundos, permanecen en el tiempo.
La maravilla de una conversación de coaching consiste en que mientras la persona encuentra su nueva forma de ser, pensar y actuar, el coach es testigo de la mágica transformación del paciente, que descubre la mejor versión de sí mismo.